SEMBLANZA HISTÓRICA: 1 de Mayo, Día del Trabajo

Rafael Urista de Hoyos / Cronista

Desde el año de 1880 dio principio la unificación de los trabajadores de los Estados Unidos y el Canadá, logrando reunirse la Federation of Organized Tardes  y Labor Union of de United  States and Canadá y la Asociación de los Caballeros del Trabajo de los Estados Unidos, tomando el nombre de “American of Labor”.

  Anualmente celebraban sus convenciones y en la de 1884, fue aprobada la proposición presentada a la asamblea que decía: . . .  “A partir del 1º de mayo de 1886 se fijará la jornada normal de ocho horas de trabajo al día”. Ese fue el principio de una lucha entre los capitalistas y los trabajadores.

  Por los acuerdos tomados en la convención, la “American Federatíon of Labor”, comenzó su labor de agitación entre los trabajadores y declararon una huelga general en los Estados Unidos el 1º de mayo de 1886. En Chicago más de cincuenta mil obreros dejaron de trabajar.

  Asustados empresarios solicitaron ayuda del gobierno, quien les envió un gran número de fuerzas.  Al cuarto día de huelga, el empresario Mac Cormick rompió la huelga con esquiroles, dejando sin trabajo a mil doscientos obreros, pretextando que estaban sindicalizados.

  Con este motivo los líderes convocaron a un mitin en la plaza Haymarket, la que fue muy concurrida, pero la lluvia y el frio los obligó a efectuarlo en un lugar cerrado.  Cuando baban fin a su mitin, llegó una columna de policías armados.  El Mayor de la ciudad les ordenó que se retiraran por estar todo en paz, al hacerlo, alguien que nunca se pudo averiguar quién, quizá un anarquista, arrojó una bomba sobre la policía matando a varios de ellos.  El fuego de fusilería sobre la enorme masa de trabajadores lanzada por la policía ocasionó una horrible matanza.

  Durante los subsecuentes días se desató una tenaz persecución contra todos los líderes de la organización obrera, quienes fueron llevados ante un jurado, siendo sentenciados a la pena de muerte: ADOLFO FISCHER, LUIS LINNIG, ALBERTO R. PARSONS, AGUSTO SPIES, Y JORGE ENGEL; y después de varios años de prisión salieron en libertad: OSCAR W. NEEBE Y MIGUEL ECHWAB.

  Estos acontecimientos de Chicago produjeron mundialmente en la clase trabajadora una gran ola de indignación, lo que motivó que los grandes congresos socialistas y de obreros, celebraron después de 1886, una nueva Era de  trabajo.  Así se resolvió mundialmente adoptar el 1º de mayo de cada año, como el día de la solidaridad internacional.  La sangre derramada en esa matanza, ocasionada por la represión a una gigantesca huelga de una justa propuesta, fructificó en las conquistas de la clase obrera de todas las naciones.

  Oficialmente el día del trabajo fue creado en el Congreso Obrero Internacional de 1889 en París, Francia.  En nuestro país en 1892, en la ciudad de Chihuahua, tuvo lugar la primera celebración del día del trabajo, pero no fue sino hasta el año 1913, siendo Presidente de la República el general Victoriano Huerta, cuando se celebró por primera vez el día del trabajo.

  Han transcurrido ya más de 130 años, y muy poco, o más bien dicho casi nada, se recuerda de aquella epopeya de dignificación y resistencia de la clase obrera de 1886.  El primero de mayo, hoy en día, ha perdido su significación, en la mayor parte del mundo es tan sólo un día libre en el que, paradójicamente, no se trabaja; en algunos países como en México se organizan marchas y demostraciones en donde sólo se cumple con la tradición y con la clase política mexicana para enaltecer hipócritamente la gestión del gobierno en turno y, como ocurre actualmente, divinizar al “amado líder supremo” ocupante del Palacio Real.

     También se ha olvidado que ese día es para recordar, principalmente la clase trabajadora, a los Mártires de Chicago, quienes abanderaron con sus actitudes postreras la jornada laboral de 8 horas diarias, el derecho a huelga, la libertad de expresión y de reunión, pero sobre todo el derecho a una vida humana justa.